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(Salvador Allende)
Para José Gómez López y Eugenio Lira Massi, compañeros de sueños
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Las víctimas del general
Bernardo Leighton, ex vicepresidente de la República de Chile durante el Gobierno democristiano anterior al de Salvador Allende, se opuso frontalmente al golpe de Estado que lideró el general Pinochet. Firmó, junto a un puñado de diputados y dirigentes del partido democristiano, una carta de repulsa publicada en el extranjero. La dictadura militar le impidió regresar a Chile trasuna larga estancia en Roma.

El 6 de octubre de 1975 fue ametrallado junto a su esposa en la capital italiana. Ambos salvaron la vida, pero sufrieron serias secuelas. Posteriormente, regresaron a Chile.

Ana María Fresno
79 años. Esposa de Bernardo Leighton. Ambos sufrieron un atentado, pero salvaron su vida.

Nosotros pensamos que no era necesario dar un golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende, aunque hubo mucha gente de nuestro partido que sí lo apoyó. Hoy día se echan las manos a la cabeza y admiten que erraron. Los militares se inventaron que en el país había marxistas armados. Denunciaron una guerra interna y actuaron con una violencia inusitada.

La situación de Bernardo era muy delicada después de firmar el 13 de septiembre de 1973 un manifiesto condenando el golpe. Aceptamos una invitación de la Democracia Cristiana italiana y abandonamos Chile el 3 de febrero de 1974. Nunca hice un viaje con tanta pena. En septiembre nos comunicaron que Bernardo no podía regresar a Chile. Era el inicio del exilio. Pinochet dijo que era un mal chileno.

El 7 de octubre de 1975 regresábamos a nuestra casa en Roma por una calle oscura. Me fijé que la bombilla de una farola que siempre alumbraba el portal de la vivienda estaba rota. Sentí dos disparos por la espalda y caí de bruces. Estaba paralizada. Empecé a gritar; vi a mi marido en el suelo inmóvil. Llegaron varios vecinos. Todo el mundo clamaba contra Pinochet. Llegaron periodistas: ‘No sé por qué ocurrió, pero los perdono’, fue lo primero que dije. Bernardo tardó varios meses en recuperar el habla y perdió la audición de un oído. Yo pasé una larga temporada en una cama sin poder moverme. Hoy todavía tengo fuertes dolores. En 1978 regresamos a Chile.

El Gobierno chileno recibió fuertes presiones internacionales para permitir nuestro regreso. Había miles de personas en el aeropuerto, pero fuimos sacados, bajo fuertes medidas de seguridad, por otra puerta. El juicio se celebró en Italia. Yo no quise ir. Mi marido ya había muerto. El autor material fue un italiano. El autor intelectual fue Manuel Contreras, director de la DINA. Fue condenado a 20 años de prisión.

Es una aberración que Pinochet sea senador vitalicio. Siempre habló con sarcasmo de ‘los señores políticos’. Yo los he perdonado. Pero perdón no significa olvido ni levantamiento del castigo. Ellos son culpables”.