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Las
Fuerzas Armadas chilenas en el período 1973-1990: ¿gloria nacional o vergüenza mundial?
por Róbinson Rojas
Izurieta y Errázuriz, milico* y cura**, respectivamente, se han mostrado muy afanosos en
febrero y marzo del año de desgracia 2001 tratando de encubrir al encubridor Pinochet
(milico retirado), el cual, además está acusado de asesinato y secuestro con intenciones
de asesinar. Todos los habitantes de este planeta saben que el milico Pinochet y sus
esbirros durante el periodo 1973-1990 son tan culpables de crímenes contra la humanidad
como lo fueron los generales nazis y sus esbirros juzgados y ahorcados por el Tribunal de
Nuremberg en Europa después de terminada la segunda guerra mundial.
Los generales nazis y sus esbirros fueron declarados culpables por "planificar y
llevar a cabo el apresamiento y exterminio sistemático de los enemigos políticos del
régimen nazi, mediante tortura y tratamiento aberrante de los prisioneros en campos de
concentración".
Todos los habitantes de este planeta saben que los cargos contra el milico retirado
Pinochet son justificados porque corresponden a la verdad. El milico retirado Pinochet fue
el jefe de las bandas de exterminio de enemigos políticos en Chile entre 1973 y 1990.
Como el Informe Rettig lo atestigua:
"los casos de detenidos-desaparecidos del período 1974-1977 responden a un
patrón de planificación previa y coordinación central que revelan, en su conjunto, una
voluntad de exterminio de determinadas categorías de personas: aquéllas a quienes se
atribuía un alto grado de peligrosidad política" (Informe Rettig, Capitulo
II, Tercera Parte)
Con diferentes grados de salvajismo e impunidad, esta "planificacion" del
"exterminio de determinadas categorías de personas" en Chile y de chilenos en
el exilio, continuó hasta 1990 bajo la mano firme y asesina del milico retirado Pinochet.
Todos los habitantes de este planeta saben que los servicios de seguridad del Estado de
Chile durante la dictadura del milico Pinochet estaban bajo el mando directo de la
Presidencia de la República de Chile, todos también saben que bajo ese púdico nombre se
camuflaba la guarida desde donde el milico Pinochet ejercía su dictadura y el comando de
los torturadores y exterminadores.
Y los torturadores y exterminadores vestían uniformes del ejército, de la fuerza aérea,
de la marina y de carabineros.
Y el milico Izurieta y su comparsa el cura Errázuriz esgrimen el concepto del
"respeto que las fuerzas armadas chilenas se merecen" para justificar el
encubrimiento del encubridor y jefe de los torturadores y asesinos. Cura y milico se
equivocan, porque las fuerzas armadas chilenas durante el periodo 1973-1990 no merecen
ningun repeto. Las fuerzas armadas chilenas durante el periodo 1973-1990 eran una
vergüenza mundial. Y a mí me parece que sólo cuando los actuales miembros de las
fuerzas armadas chilenas y el puñado de chilenos y extranjeros que aplaudían cuando los
torturadores y exterminadores estaban sometiendo a los prisioneros político a horribles
torturas (incluyendo "aberrantes vejámenes sexuales, a veces con animales")
reconozcan la existencia de estos crímenes contra la humanidad, estén de acuerdo con el
resto de los habitantes de este planeta que los culpables deben ser castigados, sólo
entonces, "las fuerzas armadas chilenas van a merecer respeto".
No hay fuerzas armadas que merezcan respeto cuando su jefe máximo grita por el sistema de
comunicaciones militar "y el avión se cae, viejo, cuando vaya volando".
No hay fuerzas armadas que merezcan respeto cuando sus esbirros, bajo órdenes directas de
su jefe maximo "les sacaban los ojos con los corvos", a los prisioneros
politicos antes de asesinarlos.
No hay fuerzas armadas que merezcan respeto cuando sus esbirros, bajo órdenes directas de
su jefe máximo, sometían sistemáticamente a sus prisioneros políticos a las más
aberrantes y degradantes torturas que los depravados y degenerados en uniforme fueran
capaces de imaginar.
No hay fuerzas armadas que merezcan respeto cuando sus esbirros, bajo órdenes directas de
su jefe máximo, lanzaban al mar sistemáticamente los cuerpos de sus prisioneros
políticos con sus vientres abiertos a tajo de corvo, "para ocultar el crimen".
No hay fuerzas armadas que merezcan respeto cuando sus esbirros, bajo órdenes directas de
su jefe máximo, negaban sistemáticamente la existencia de estos crímenes, argumentando
"propaganda de la conspiración comunista mundial".
A mí me parece que el milico Izurieta y el cura Errázuriz deben pensar dos veces antes
de afanarse con tanto ardor encubriendo al encubridor, secuestrador y asesino. Porque con
su afán, si logran prolongar el estado de "inocencia" de los criminales que
asolaron Chile desde 1973 hasta 1990 protegidos con sus uniformes militares, lo que están
haciendo es prolongar el "estado de vergüenza mundial" en que las fuerzas
armadas chilenas se encuentran actualmente. Y eso, porque un grupo de encubridores, entre
los cuales se cuentan milicos, curas, políticos de mala muerte y hasta ciudadanos con
menos de dos dedos de frente, todavía se empeñan en proteger a los torturadores y
exterminadores
* Izurieta es el comandante en jefe del ejército chileno
** Errázuriz es el nuevo Cardenal Primado de la Iglesia Católica Chilena
Marzo del año 2001 |
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(Dr. Róbinson Rojas,
1ro. de mayo, 2003) |
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