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Opiniones...de Jorge Palacios C

De La Nación - 3 agosto 2007

¿EN QUÉ SE EQUIVOCÓ DARWIN?

           Jorge Palacios C

                         Según Sthephen Jay Gould, Darwin nos legó el enorme aporte de su Teoría de la Evolución basada en la selección natural, pero cometió el grave error de aceptar la idea de Linneo, de que: “La naturaleza no da saltos”; y de que el cambio evolutivo es lento, regular, gradual y continuo. “Darwin –señala Gould- retrataba la evolución como un proceso ordenado y majestuoso, que opera a una velocidad tan lenta, que ninguna persona podía tener esperanza de observar su efecto en el transcurso de una vida. Los antecesores y los descendientes, -decía- deben estar conectados por “eslabones transicionales infinitamente numerosos” formando los “más delicados pasos graduales”.”

          Sin embargo, casi todas las evidencias surgidas de la investigación arqueológica, hacen dudosa una evolución gradual de las especies. Gould argumenta al respecto, que la mayor parte de las especies no exhiben una orientación evolutiva, durante el tiempo que lograron perdurar en el Planeta. Se mantuvieron muy iguales a sí mismas, sufriendo cambios de forma limitados, transformaciones, sin ninguna orientación evolutiva aparente. Además, no se observa en la arqueología la aparición gradual de alguna especie a partir de cambios continuos de sus antecesores. Ellas aparecen de golpe y “totalmente formadas” en el registro fósil, sin eslabones intermedios, que las liguen a sus ancestros en rocas más antiguas. El mundo viviente parece lleno de “eslabones perdidos”.

          Darwin, por su parte, defendía su punto de vista, argumentando: “El registro geológico es extremadamente imperfecto, y este hecho explica en gran medida, por qué no encontramos interminables variedades, conectando entre sí todas las formas extintas y existentes de vida por medio de pasos graduales extremadamente finos.”

          Según Gould, la ciencia y la sociedad van de la mano respecto a la concepción del cambio. “Los sistemas estáticos de las monarquías europeas obtenían el apoyo de legiones de académicos como encarnación de la ley natural… Al ir cayendo las monarquías y finalizar el siglo XVIII con una era de revolución, los científicos empezaron a considerar el cambio como una parte normal del orden universal, y no como algo aberrante y excepcional. Los estudiosos transfirieron entonces a la naturaleza el programa liberal de cambio lento y ordenado, que preconizaban para la transformación social en la sociedad humana”. Es posible que Darwin estuviera influenciado por esta ideología de moda en el siglo antepasado.

          A mediados de ese siglo XIX, sin embargo, como antítesis al programa evolutivo gradual, surgieron las ideas revolucionarias planteadas por los marxistas (inspirados en Hegel), de cambios cuantitativos en fuerzas antagónicas, que culminan en un cambio cualitativo, revolucionario. Y aplicaron estas ideas hegelianas a la Naturaleza, cosa que Hegel no se propuso hacer. No obstante, también esa dialéctica tradicional concibió erróneamente, en forma lineal y mecánica, los cambios cualitativos y su resultado. Es decir, como un avance ineluctable hacia etapas futuras, predeterminadas por los avances cuantitativos previos. En la URSS, por ejemplo, algunos líderes sostenían que el desarrollo económico y tecnológico, los llevaría indefectiblemente al comunismo. ¡Y vean lo que pasó!... La verdad es que la evolución no es tan mecánica y simple. En ella se dan avances y retrocesos; contradicciones internas y exteriores al proceso evolutivo, que lo alteran; catástrofes que pueden aniquilarlo. Los dinosaurios, que existieron durante cien millones de años en estos parajes, no se esperaban que se les viniera encima un asteroide de 10 kilómetros de diámetro, que los hizo zumbar. Algunos vertebrados, diminutos al lado de esos “gigantones” (como diría Pedro Carcuro), lograron sobrevivir. Entre ellos, Ud. y yo. ¿Hasta cuándo?, le pregunto.

 

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